DISEÑAR CON LA LUZ

European Space Agency
Desde pequeños hemos pintado el Sol de color amarillo o casi naranja; pero, realmente, ¿de qué color es el Sol? ¿De qué color percibimos su luz? ¿Cómo nos afecta su luz?
Primero nos fijamos en ¿a qué llamamos luz solar? De manera breve, es la propagación de energía pero no de materia, está compuesta por fotones, que son las partículas portadoras de la radiación electromagnética.
La conocemos como luz blanca.
Este color blanco es la suma de los diferentes colores que la componen, cada uno con su longitud de onda y frecuencia específica. Podemos ver la descomposición por colores, a simple vista, cada vez que vemos el arco iris.

Sus colores los conocemos todos: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.
Al llegar a la atmósfera, se produce una dispersión de las longitudes de onda más cortas, los componentes azules del espectro, por eso percibimos el cielo de ese color. Al atardecer, la atmósfera es más densa produciéndose menor dispersión, por lo que podemos percibir las longitudes de onda más largas, de color amarillo y rojo.
Por lo tanto, la percepción que tenemos de la luz va variando a lo largo del día por el movimiento de rotación de la tierra, pero también con las estaciones del año por la inclinación del planeta y, por su posición orbital.

Son estas variaciones de color, direccionalidad e intensidad, las que regulan nuestros ciclos de día- noche, vigilia-sueño.
Los seres humanos hemos evolucionado bajo la influencia del ciclo día-noche, las actividades de nuestros antepasados estaban basadas en el ciclo luz-oscuridad.
Nuestros ritmos circadianos están programados para la luz solar y la ausencia de ésta:
De las 06:00 a las 12:00 h la luz del sol promueve la activación, con un incremento de la presión arterial, la interrupción de la melatonina e incremento de la testosterona generando una activación generalizada de nuestro cuerpo.
De las 12:00 a las 18:00 h la temperatura de color más fría lleva al cuerpo a una máxima coordinación, mayor capacidad de reacción y mayor eficiencia cardiovascular y muscular.
De las 18:00 a las 00:00 h la luz se va atenuando y cambiando a un tono más cálido, llevándonos a una mayor relajación y preparación al sueño.

En el ciclo día-noche, la luz del Sol, por su color e intensidad variables, marcan el ritmo de secreción de hormonas responsables de los procesos de inducción al sueño, desactivación del sistema digestivo… Por la noche el cuerpo aprovecha para regenerarse, depurarse, reequilibrarse y prepararse para una nueva jornada, por eso es necesario un buen descanso durante la noche.
Sin embargo, actualmente, pasamos más del 80% de nuestro tiempo en el interior de espacios construidos, iluminados con luz artificial. La luz eléctrica difiere, en gran medida, de la luz solar en términos de intensidad, color y direccionalidad, alterando nuestros ritmos circadianos.
Las consecuencias de una incorrecta iluminación es la no sincronización de nuestros ritmos con el exterior y, las consecuencias van a ser:
- Alteraciones hormonales y del sistema inmunológico, por lo tanto, se resentirá nuestra salud.
- Alteraciones del estado de ánimo: trastorno estacional, escasa productividad, depresión,…
Por esta razón es necesario adecuar la iluminación, tanto en intensidad de luz, en temperatura de color, así como el índice de reproducción cromática a las necesidades de la actividad que realicemos en cada habitación, según el momento del ciclo día-noche en que se realice.
Aportar la luz adecuada, en el lugar adecuado, en el momento adecuado, mejorará nuestras capacidades visuales y psicológicas, mejorando nuestra salud y nuestro bienestar.

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