ARQUITECTURA INCLUSIVA: PÉRDIDA AUTIDIVA

Vivimos en una cultura altamente visual y sonora, y tendemos a olvidar, que la comprensión de nuestro entorno abarca todos nuestros sentidos.

Según la Organización Mundial de la Salud más del 5% de la población mundial está diagnosticada con lo que se llama pérdida de audición discapacitante.

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/deafness-and-hearing-loss#:~:text=La%20p%C3%A9rdida%20de%20audici%C3%B3n%20discapacitante,de%20ingresos%20bajos%20y%20medianos.

La pérdida de audición discapacitante se refiere a una pérdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor. La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad: entre los mayores de 60 años, más del 25% padece una pérdida de audición discapacitante.

La disminución o pérdida de uno de nuestros sentidos nos limita la comprensión del espacio y, aunque la limitación que se experimenta en uno de nuestros sentidos hace que se agudicen otros, y nos ayudemos de estrategias que nos permiten relacionarnos  mejor con el mundo que nos rodea, va a afectar a nuestra salud emocional generando miedos, estrés, aislamiento social, baja autoestima… consecuencias emocionales y sociales que conviene tener en cuenta.

En el caso de la pérdida auditiva la sensación de aislamiento respecto al entorno y la limitación en la captación de señales o advertencias acústicas (voz, timbres,  sirenas-emergencias, campanas…) hace necesaria la utilización de ayudas técnicas y de otras estrategias como podrían ser por contraste de colores para favorecer la comunicación en el lenguaje de signos, por las sombras generadas e incluso por las vibraciones que percibimos a través del suelo o de superficies sólidas.

Las exigencias espaciales de las personas con impedimentos auditivos no son tan marcadas como para establecer espacios para no videntes, como sí se requiere para quienes presentan movilidad reducida. Aunque la disminución de la capacidad auditiva sí conlleva una forma particular de experimentar el entorno.

El oído humano percibe el sonido dependiendo de los niveles de reverberación y absorción de un espacio. Algunas veces, la reverberación del sonido amplificada por superficies duras pueden distraer e incluso ser dolorosa para personas con poca audición.

El diseñador del espacio tiene que tener en cuenta ciertas consideraciones generales para que éste sea más confortable acústicamente.

Las personas con impedimentos auditivos usan diferentes métodos para comunicarse, incorporando lenguaje escrito, lenguaje de señas, en algunos casos oral y aparatos de asistencia.

A veces, solo una parte de las palabras habladas pueden entenderse por lectura de labios, por lo que las condiciones espaciales deben permitir el contacto visual para favorecer una comunicación efectiva.  Sea cual sea la forma de comunicación, en cualquiera de los distintos métodos, el espacio debe facilitar que ésta se realice de forma cómoda, sin necesidad de dejar de mirarse mientras hablan.

Por lo tanto, habría que descartar las distribuciones espaciales lineales.  Se deben diseñar espacios abiertos, donde los usuarios puedan verse, ayudándonos de divisiones y mobiliario móviles, que permiten organizar los espacios. En las zonas comunes, se deben generar recorridos seguros, que favorezcan acciones instintivas y, que permitan a las personas seguir mirándose mientras caminan. Se utilizarán aperturas automáticas, rampas y  la señalética necesaria y adecuada.

Dotar al espacio del suficiente aislamiento del ruido exterior será necesario para contribuir al confort acústico imprescindible para una buena comunicación.

Será conveniente conseguir un equilibrio entre materiales absorbentes y materiales reflectantes para disminuir la intensidad del sonido, evitando de este modo molestas reverberaciones y ecos.

La luz tiene una gran importancia, no solamente por confort visual, sino por facilitar la comunicación.  La iluminación, natural o artificial, tiene que ser suficiente para facilitar una visión clara, evitando reflejos y cambios bruscos. Las ventanas deben tener sistemas de control de la luz solar, para evitar reflejos en vidrios, espejos y superficies brillantes, o iluminación excesiva que dificulte la comunicación. Evitaremos, por lo tanto, las superficies muy brillantes en paredes, mobiliario y pavimento, así como la colocación de espejos de forma que puedan llevar a confusión en la comprensión del espacio.

Los colores que contrastan con las tonalidades de piel ayudan a percibir mejor las expresiones faciales y movimientos de las manos.

Se pueden generar recorridos sonoros por diferencia del material del pavimento.  

La tecnología nos ayuda a diseñar espacios más cómodos para las personas con pérdida auditiva, traduciendo el sonido en imágenes y vibraciones o, reconociendo el sonido ambiente traduciéndolo en alertas de colores. Así, el timbre de la puerta, una alarma, el ruido de la lavadora, el llanto del bebé pueden generar alertas a tablets, bombillas, televisores, relojes y almohadas inteligentes.



No se debe olvidar que:

Diseñar únicamente para la mayoría es segregar.

Diseñar pensando en la diversidad es inclusión.

INFLUENCIA DE LA ILUMINACIÓN EN NUESTRA SALUD Y BIENESTAR (3)

LUZ, DISEÑO Y AHORRO ENERGÉTICO

Para poder salvaguardar el medio ambiente y fomentar un desarrollo sostenible, tenemos que ser conscientes de nuestra responsabilidad en el ahorro de los recursos naturales.

Si nos paramos a pensar en las actividades que desarrollamos durante el día, veremos que casi en todas las horas estamos consumiendo energía eléctrica.

Consumimos electricidad por nuestros electrodomésticos, la iluminación, la climatización del hogar, aparatos electrónicos, los sistemas para el suministro del agua caliente sanitaria…  Todo esto nos proporciona mayor comodidad y mayor calidad de vida pero debemos ser responsables en su uso.

MEDIDAS PARA AHORRAR ENERGÍA EN LA ILUMINACIÓN

La primera medida, sin ninguna duda, es aprovechar al máximo la luz solar. La luz natural reproduce muy bien los colores, evitando la fatiga visual, contribuyendo al confort visual en el trabajo.  

Horas de luz natural – 21 de junio  – 15h  y 1 min  –  En mi situación geográfica

Unas grandes ventanas, con cortinas de materiales que dejen pasar la luz, en estancias con acabados en colores claros, harán que encendamos la luz cuando ya no haya suficiente luz natural. No debemos olvidar que la luz del sol es gratis.

Planificar y zonificar la iluminación:

1. Calcular el nivel de iluminación necesario, según requerimiento de cada actividad a realizar en cada espacio.

2. Elección del tipo de lámpara a utilizar, buscando la mayor eficiencia energética junto con el mayor índice de reproducción cromático.

3. La elección de las luminarias debe basarse en el requerimiento de las actividades a realizar en el espacio a iluminar y, no dejarlo sólo a una mera razón estética.

4. Disposición eficiente de las luminarias.

Utilizar Iluminación localizada (puntual) en la zona de uso, permite crear ambientes diferenciados dentro de una misma estancia, consiguiendo ahorrar al no encender las luces generales, necesarias para iluminar toda la estancia.

Instalar reguladores de iluminación que permiten ajustar la intensidad de luz en función del momento o la necesidad concreta.

Olvidarse las luces encendidas cuesta caro, por lo tanto, no se debe olvidar apagar la luz al salir de una habitación.

Instalar detectores de presencia en las zonas de paso, estancias de poco uso o zonas exteriores. Automatizando el encendido y el apagado de la luz se evita el consumo innecesario. 

Aprovechar las opciones de iluminación solar, son fáciles de instalar y casi no requieren mantenimiento.

Mantenimiento de las luminarias: Limpiar con regularidad las fuentes de luz para que no se acumule suciedad que dificulta la correcta difusión.

La utilización de Human Centric Lighting permite el ahorro de energía y mejorar la salud de las personas.  HCL es un concepto de iluminación que persigue equiparar la luz artificial a la luz natural para evitar la alteración de nuestros biorritmos.

INFLUENCIA DE LA ILUMINACIÓN EN NUESTRA SALUD Y BIENESTAR (2)

DISEÑAR CON LA LUZ

EL COLOR DE LA LUZ

La luz del sol varía su temperatura de color dependiendo de la hora del día, de la presencia o ausencia de nubes, de la estación del año y de la situación geográfica en la que nos encontremos.

Horas de luz natural – 21 de junio: 15 h y 1 min – en mi situación geográfica

En la iluminación de un espacio tenemos que tener un especial cuidado en la elección de las fuentes de luz, ya que el color y la intensidad de la luz que producen  tienen un importante efecto en nuestros biorritmos.  Pues, son éstos los factores que regulan nuestros ciclos de día-noche y vigilia-sueño.

Hablamos de tres tipos de luz basándonos en la temperatura de color: luz fría, luz neutra y luz cálida.  Cada una de ellas actúa de manera diferente sobre nuestro cuerpo regulando nuestros biorritmos.

Por eso, dependiendo del uso del espacio a iluminar, tendremos que usar luz cálida, luz neutra o luz fría, o una combinación de ellas, para respetar al máximo nuestro cuerpo y, nuestra percepción de los espacios y objetos.

Vamos a ver, brevemente cada una de ellas, cómo nos afectan y dónde utilizarlas.

LA LUZ FRÍA

La luz fría, con una temperatura de color de entre 5000-6500 grados Kelvin (K), se corresponde con la luz de las primeras horas del día, la que nos provoca una activación generalizada del cuerpo. Por lo que estaría recomendada para espacios en los que se realicen actividades en las que se requiera a una máxima coordinación, mayor capacidad de reacción y mayor eficiencia cardiovascular y muscular.

En una vivienda, uno de esos espacios sería la cocina, ya sea en las zonas de trabajo, bajo armarios, en la iluminación general y sobre la mesa.

Esta iluminación deberá tener un índice de reproducción cromático (I.R.C. o C.R.I.) lo más cercano posible a 100, para una mejor reproducción de los colores, ya que la utilización de luz cálida o de bajo I.R.C. cambiaría bastante el color de lo que vamos a comer, haciéndolo poco apetecible.

Otra de las ventajas, es que a misma intensidad aporta mayor cantidad de lumens, generando la percepción de mayor luminosidad.

Otros espacios de la vivienda serían los baños y, despacho o zonas  de trabajo o estudio.

En el baño tenemos que tener en cuenta que, en la zona que  utilicemos para higiene facial o maquillaje, la luz debería estar más cercana a 5000K o 4000K, con un I.R.C. de 100 o muy cercano a 100, y siempre con iluminación lateral, ya que la cenital endurece las facciones y, por lo tanto, distorsiona el resultado.

No utilizar luz fría en los dormitorios ni en zonas en las que buscamos relajación ya que alteraría nuestros biorritmos impidiendo el descanso.

Si estamos en espacios donde se realizan diferentes actividades se debe combinar ambos tipos de iluminación, utilizando luminarias con luz fría sobre la mesa, auxiliares de lectura con luz fría y el resto del salón con luz cálida.

LA LUZ NEUTRA

La luz neutra, con una temperatura de color de 3500K-4000K, sigue manteniendo nuestros sentidos en estado de alerta, por lo tanto, nuestro cuerpo sigue en máxima coordinación, capacidad de reacción y eficiencia.

Se utilizará en la vivienda en espacios destinados a estudio, trabajo y lectura. Debemos estar muy atentos al I.R.C. de las fuentes de luz. También el baño y el vestidor serían espacios adecuados. 

LA LUZ CÁLIDA

La luz cálida, con una temperatura de color de entre 2600K-3400k, equivalente a la luz del atardecer, nos lleva a una mayor relajación y preparación al sueño, comenzando la segregación de melatonina.

La utilizaremos en el salón, la sala de estar, los dormitorios, nunca en la cocina ni en el vestidor, por distorsionar la percepción de los colores.

Debemos tener en cuenta que, la luz artificial obliga al cerebro a esforzarse más en la tarea que vamos a realizar, por lo que, será aconsejable aprovechar al máximo la luz natural.

Las consecuencias de una incorrecta iluminación es la no sincronización de nuestros biorritmos con el exterior produciendo alteraciones en nuestra salud y en nuestro estado de ánimo.

Actualmente, podemos elegir entre una gran cantidad de luminarias que permiten controlar la intensidad de la luz que emiten y cambiar la temperatura de color.

La tecnología CCT (Correlated Color Temperature) permite modificar la temperatura de color según las necesidades de cada momento.

Existen en el mercado equipos como Human Centric Lighting que  permiten sincronizar la luz artificial con la luz natural, abordando los efectos no visuales de la luz, los emocionales y los biológicos.

DISEÑO BIOFÍLICO

El diseño biofílico es un diseño centrado en el bienestar de las personas, que aplicado a edificios y espacios, fomenta nuestra conexión innata con la naturaleza, para que respondan a nuestras necesidades emocionales.

Hemos evolucionado adaptándonos al entorno, formando parte de él, por lo que tenemos una necesidad emocional, profunda y congénita, de estar en contacto con la naturaleza y, es esencial para nuestro buen desarrollo psicológico y físico,  poder respirarla, olerla, sentirla, escucharla, tocarla, experimentarla y alimentarnos de ella para tener una existencia plena.

Evocar la naturaleza en los espacios construidos va más allá de lo meramente estético, o de colocar plantas en ciertos lugares.  Es cambiar la concepción del diseño y conformar un espacio, ya sea residencial, de ocio o de trabajo, que mejore nuestra salud y aumente nuestro bienestar.

Puede aplicarse tanto en espacios nuevos como en los ya existentes, interiores y exteriores, los objetivos son:

  • Crear un entorno amigable que promueva relaciones armoniosas entre los humanos y la naturaleza.
  • Rebajar el estrés.  Nos recuperamos mucho más rápido cuando estamos en un entorno natural.  Se ha comprobado que a medida que aumenta la urbanización se incrementa el estrés.
  • Ayudar a la relajación visual, a la concentración y a ser más creativos.
  • Mejorar la salud, la recuperación de la enfermedad es más fácil.
  • Permite cuidar del planeta proporcionando soluciones ecológicas, y aprovecha los recursos naturales.
  • Aprovechar el espacio para la producción de alimentos, en jardines, cubierta y fachada.

Podemos mejorar los espacios con:

  • Diseñar en contacto directo con la naturaleza o los sistemas naturales. –naturaleza en el espacio-.
  • Representar la naturaleza o referencias de la misma -naturaleza análoga-
  • Imitar las cualidades espaciales de los entornos para mejorar las respuestas humanas. –naturaleza sobre el espacio-.

ZONAS DE TRABAJO

Si cuando estamos trabajando no disponemos de un espacio tranquilo en el que refugiarnos, tenemos distracciones, experimentamos unos niveles de estrés elevados que pueden generar depresión y conductas que aumenten el riesgo de enfermedades cardíacas.

En las oficinas se necesita más luz natural y más plantas, los empleados serán más felices y productivos, se reducen los niveles de estrés, mayor creatividad, reduce el absentismo.

El diseño biofílico puede estimular la conciencia sensorial necesaria para los estados de consciencia a través de los sentidos:

LA VISTA – En oficinas de planta abierta, la simple colocación de separaciones con plantas puede servir para impedir las distracciones visuales y atenuar el ruido.

EL OLFATO – Introducir plantas mejora la calidad del aire interior, proporciona aromas naturales y agradables.

EL OÍDO – Los sonidos grabados, como el fluir del agua, enmascaran los ruidos que generan distracciones y estrés.

EL TACTO – Los contrastes sensoriales táctiles generan una sensación de conciencia momentánea. 

El diseño biofílico puede tener beneficios tangibles en los espacios de trabajo y en sectores como educación, hostelería, comercio y doméstico, lo que genera ahorro y aumenta beneficios.  Crea mayor sensación de salud y bienestar, pero también tiene consecuencias financieras favorables derivadas de la mejora de la salud y bienestar, aumento de la producción.

EDUCACIÓN:  Se mejora la atención y la concentración de los estudiantes, se reducen los efectos de la fatiga cognitiva, el estrés y el TDAH.  Mejora el rendimiento escolar, la retención de personal y estudiantes.

HOSTELERÍA:  Reduce el estrés de huéspedes y empleados, mejora tasa de regreso de clientes.

El diseño biofílico no es una solución caprichosa sino un ejercicio creativo para mejorar el bienestar, lo que repercute en beneficio económico.

NEUROARQUITECTURA – NEURODISEÑO

La naturaleza nos ha ido modelando según hemos ido evolucionando, por lo que nuestro cerebro está sintonizado con el entorno. 

Con el tiempo, hemos aprendido a adaptar los espacios para ganar confortabilidad y no sufrir los rigores térmicos. No obstante, disfrutamos del contacto con la naturaleza, disfrutamos de estar al aire libre.

Los órganos de los sentidos nos proporcionan la información que nos permite relacionarnos con el mundo físico. Las emociones y sentimientos se desarrollaron para poder sobrevivir como especie.

Percibimos las sensaciones por los sentidos: olfato, vista, oído, gusto y tacto. Aunque, este último tiene muchas divisiones: la temperatura, el dolor, la presión… A estos sentidos tenemos que añadir el sentido del equilibrio, el movimiento, la posición de nuestro cuerpo en el espacio. Pero, es el cerebro el que procesa todos los estímulos que recibimos y con ellos construye una realidad.

La Neurociencia es el estudio científico del sistema nervioso central, de sus aplicaciones en la cognición y en la conducta humana. Estudia la frecuencia cardiaca, la dilatación de la pupila, el ritmo respiratorio, movimiento ocular, presión cardiaca…

La neurociencia cognitiva relaciona el cerebro con conductas y capacidades cognitivas como la memoria, el lenguaje o la atención. Es esta ciencia la que da respuesta a por qué un interior nos provoca emociones, nos parece agradable o nos sentimos incómodos en él.

Nuestro cuerpo reacciona segregando serotonina (llamada hormona de la felicidad, por generar sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción, aumentar la concentración y la autoestima) cuando se encuentra con la sección áurea, cuando reconocemos la armonía en los elementos que nos rodean.

Número PHI

La sección áurea (también llamada: secuencia de Fibonacci, número Phi, Divina Proporción…) es un concepto matemático que se encuentra presente en la naturaleza, el cuerpo humano… La disposición de los pétalos de las flores, de las hojas en un tallo, la concha de un nautilus, la disposición de una galaxia… responden a ella.  Estamos acostumbrados a verla y, aunque no de forma consciente, a reconocerla. La percepción de la belleza radica en la proporción áurea, o dicho de otro modo, algo nos parece más o menos bello, si la relación de sus proporciones se acerca o se aleja del número Phi.

La neuroarquitectura se interesa por cómo afecta el espacio a las percepciones que tenemos y cómo afectan al comportamiento humano. Busca crear espacios para el bienestar y la calidad de vida.  Espacios que reduzcan el estrés y la ansiedad.

Las dimensiones, las formas, la iluminación, los colores, las texturas, la temperatura y calidad del aire, influyen en nuestras emociones, en nuestras actitudes y en las decisiones que tomamos, impactando de forma positiva o negativa en nuestra vida.

Para poder conseguir un espacio que nos proporcione bienestar, primero tenemos que analizar de qué forma este espacio puede influir en nosotros. Centrarnos en el usuario al que va dirigido. Diseñar pensando en su bienestar, analizando la ergonomía, buscando el confort y calidad de vida. Diseñar espacios que reduzcan la ansiedad y el estrés, mejoren la productividad y la felicidad. 

Las formas geométricas empleadas para el diseño de un espacio afectan a la percepción del mismo, por ejemplo, un espacio rectangular se percibe como menos agobiante que uno cuadrado,  los ángulos muy marcados favorecen el estrés, las curvas dan sensación de seguridad y comodidad.

La altura de los techos influye, positiva o negativamente, en la concentración y en las actividades a desarrollar en un espacio, por lo que ésta dependerá de la actividad a la que irá destinado.

La iluminación artificial obliga al cerebro a esforzarse más para realizar una tarea, afectando negativamente en la productividad. Será necesario, por lo tanto, el máximo aprovechamiento de la luz natural.

Los colores condicionan el estado de ánimo de las personas, siendo necesario conocer la personalidad del usuario y sus necesidades, además de relacionar la actividad a realizar en un espacio con los tonos a aplicar.

Aplicar todos estos principios en el diseño implica considerar al usuario en su dimensión física, biológica, cognitiva, psicológica, emocional, motivacional y conductual. Es mirarlo desde una perspectiva integral y, no como un medio para la obtención de un beneficio económico.

Es buscar su mejor calidad de vida.

DISEÑAR PARA LA DIVERSIDAD

ARQUITECTURA PARA PERSONAS CON CAPACIDADES  FUNCIONALES DIVERSAS

En una vivienda se contiene buena parte de nuestra vida, por ella  desarrollamos un sentido de permanencia al barrio,  a nuestro pueblo o  ciudad, que junto con la convivencia con los vecinos, forma parte de nuestros recuerdos. Recordamos sus colores, los olores, nuestra infancia, las celebraciones…

La vivienda, el hogar de una persona o de una familia, debería ser cómoda y saludable. Ser lugar de tranquilidad, seguridad y protección.  El lugar donde disfrutar de la soledad o donde recibir a familiares y amigos, según se quiera o convenga.

Pero, no todas las personas pueden disfrutar de la misma comodidad y seguridad.  Algunas personas, ya sea por discapacidad congénita o adquirida o, simplemente por el propio proceso de envejecimiento, no se sienten cómodas, ni seguras y protegidas en su propia casa. Sufren incomodidades diarias por carecer de la necesaria autonomía, teniendo que depender de un familiar o cuidador para poder hacer el mayor número de actividades.

Cuando la construcción de viviendas se convierte en negocio, éstas se construyen en búsqueda del mayor margen de beneficio (teniendo en cuenta todos los costes computables: coste del suelo, precio de los materiales, de la propia construcción, las instalaciones –que se van incrementando según los avances tecnológicos y normativos-, etc. También afecta la competencia, el ajuste de los plazos de ejecución y la reducción de precios de venta),  por lo que se realiza el diseño para un cliente ideal. 

Las viviendas no se adaptan a las necesidades de las personas con diversidad funcional, por lo que son éstas, las que además de comprar una vivienda, la tienen que adaptar según sus necesidades, aumentado el precio final, siendo ellos precisamente, los que suelen carecer de recursos económicos para ello.

La nueva normativa obliga a adaptar los accesos a zonas comunes y, se construyen algunas viviendas que denominan adaptadas, pero la adaptación, en ambos casos, se limita a estándares de personas con movilidad reducida.  Pero, no todos tenemos las mismas necesidades y, se olvidan de las personas que tienen otras discapacidades.

El diseño para todos en la arquitectura, debería desarrollar las soluciones más adecuadas a las necesidades de los potenciales usuarios, atendiendo a las diversas capacidades funcionales o cognitivas, para que las personas se puedan desarrollar, física y emocionalmente, con la mayor dignidad y normalidad posible.

Un mal diseño perjudica, limita y discrimina a las personas que presentan algún tipo de capacidad limitada.  Conocer y entender las diferentes capacidades y, por lo tanto, las limitaciones, es indispensable para mejorar el diseño de las viviendas.

Las personas con movilidad reducida, necesitan disponer de superficies mayores que faciliten su día a día, para, independientemente de las capacidades particulares de movimiento, y sin esfuerzos innecesarios, poder realizar el máximo de actividades de manera autónoma.  Para diseñar su cocina y su baño, pasillos, armarios… será inexcusable adoptar todas las medidas necesarias que favorezcan el uso y la comodidad. 

Un buen diseño, también puede favorecer la vida de las personas con pérdida de visión, con pérdida auditiva o, pérdida de capacidad cognitiva. Sería aconsejable, que algunas de estas medidas genéricas, se tuvieran en cuenta en la construcción de nuevas viviendas y, de esta manera, favorecer a todos, ya que el paso de los años no perdona a nadie.

Facilitar las soluciones adecuadas a las necesidades de los usuarios

INFLUENCIA DE LA ILUMINACIÓN EN NUESTRA SALUD Y BIENESTAR

DISEÑAR CON LA LUZ

Imagen de la ESA –
European Space Agency

Desde pequeños hemos pintado el Sol de color amarillo o casi naranja; pero, realmente, ¿de qué color es el Sol?  ¿De qué color percibimos su luz? ¿Cómo nos afecta su luz?

Primero nos fijamos en ¿a qué llamamos luz solar? De manera breve, es la propagación de energía pero no de materia, está compuesta por fotones, que son las partículas portadoras de la radiación electromagnética. 

La conocemos como luz blanca. 

Este color blanco es la suma de los diferentes colores que la componen, cada uno con su longitud de onda y frecuencia específica. Podemos ver la descomposición por colores, a simple vista, cada vez que vemos el arco iris.

Sus colores los conocemos todos: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Al llegar a la atmósfera, se produce una dispersión de las longitudes de onda más cortas, los componentes azules del espectro, por eso percibimos el cielo de ese color. Al atardecer, la atmósfera es más densa produciéndose menor dispersión, por lo que podemos percibir las longitudes de onda más largas, de color amarillo y rojo.​

Por lo tanto, la percepción que tenemos de la luz va variando a lo largo del día por el movimiento de rotación de la tierra, pero también con las estaciones del año por la inclinación del planeta y, por su posición orbital.

Son estas variaciones de color, direccionalidad e intensidad, las que regulan nuestros ciclos de día- noche, vigilia-sueño.

Los seres humanos hemos evolucionado bajo la influencia del ciclo día-noche, las actividades de nuestros antepasados estaban basadas en el ciclo luz-oscuridad.

Nuestros ritmos circadianos están programados para la luz solar y la ausencia de ésta:

De las 06:00 a las 12:00 h la luz del sol promueve la activación, con un incremento de la presión arterial, la interrupción de la melatonina e incremento de la testosterona generando una activación generalizada de nuestro cuerpo.

De las 12:00 a las 18:00 h la temperatura de color más fría lleva al cuerpo a una máxima coordinación, mayor capacidad de reacción y mayor eficiencia cardiovascular y muscular.

De las 18:00 a las 00:00 h la luz se va atenuando y cambiando a un tono más cálido, llevándonos a una mayor relajación y preparación al sueño.

En el ciclo día-noche, la luz del Sol, por su color e intensidad variables, marcan el ritmo de secreción de hormonas responsables de los procesos de inducción al sueño, desactivación del sistema digestivo… Por la noche el cuerpo aprovecha para regenerarse, depurarse, reequilibrarse y prepararse para una nueva jornada, por eso es necesario un buen descanso durante la noche.

Sin embargo, actualmente, pasamos más del 80% de nuestro tiempo en el interior de espacios construidos, iluminados con luz artificial.  La luz eléctrica difiere, en gran medida, de la luz solar en términos de intensidad, color y direccionalidad, alterando nuestros ritmos circadianos.

Las consecuencias de una incorrecta iluminación es la no sincronización de nuestros ritmos con el exterior y, las consecuencias van a ser:

  • Alteraciones hormonales y del sistema inmunológico, por lo tanto, se resentirá nuestra salud.
  • Alteraciones del estado de ánimo: trastorno estacional, escasa productividad, depresión,…

Por esta razón es necesario adecuar la iluminación, tanto en intensidad de luz, en temperatura de color, así como el índice de reproducción cromática a las necesidades de la actividad que realicemos en cada habitación, según el momento del ciclo día-noche en que se realice. 

Aportar la luz adecuada, en el lugar adecuado, en el momento adecuado, mejorará nuestras capacidades visuales y psicológicas, mejorando nuestra salud y nuestro bienestar.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible también implican al sector de la construcción

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030) desarrollados por Naciones Unidas, se plantea en el Objetivo 3: Garantizar la vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.

Y en el Objetivo 11: Lograr que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Visto así, es muy genérico, como todos los ODS.  Pero si entramos en las medidas específicas, cuando habla de prevención y promover el bienestar, desde el diseño de viviendas y otras edificaciones, sí podemos y, debemos, plantearnos como objetivos conseguir no sólo viviendas bonitas, sino también que éstas sean sanas, es decir, que guarden la salud de sus ocupantes y,  procuren su bienestar, que sean seguras y sostenibles.

Se considera que existen 4 pilares que sostienen el bienestar en una persona:

  • Emocional – salud mental
  • Físico – ejercicio – descanso
  • Nutricional – dieta adecuada y equilibrada
  • Espacial – accesibilidad, movilidad y seguridad

Si pasamos más del 80% de nuestro tiempo en espacios construidos, lo lógico sería pensar que estos espacios estuvieran diseñados para que no dañaran nuestra salud ni nuestro bienestar físico ni psíquico. En la medida en que mejoramos los espacios construidos conseguimos mejoras importantes en nuestro bienestar físico, mental y emocional, es una relación directa.

Para conseguir edificios saludables es necesario tener en cuenta una serie de parámetros de calidad, como son:

1.-  El diseño de la vivienda y su entorno. Pensar, repensar y volver a pensar su diseño, para adecuarlo a las necesidades funcionales, organizativas y estéticas de las personas que vayan a habitar en ella, teniendo en cuenta su ubicación, los conceptos de buen diseño, con buena relación interior-exterior y, con contacto con la naturaleza.

2.- Construir edificios seguros y accesibles, con materiales saludables y sostenibles, dotándolos de protección contra riesgos. Dotándolos de un buen aislamiento que garantice el confort térmico minimizando el gasto de energía, y asegurar el confort acústico.

3.- Para la consecución de una buena calidad del aire interior será necesaria una correcta ventilación de la vivienda.  La elección de los materiales y acabados deberá ser meticulosa, por su aportación de gases orgánicos (COV), gases inorgánicos – monóxido de carbono (CO), ozono (O3) materia particulada y gas radón; exposición al amianto y plomo.

4.-  La luz influye sobre los estados de ánimo.  Se tendrá en cuenta la cantidad y calidad de la luz, tanto la natural como la artificial, ya que afecta a nuestro estado de alerta, pudiendo alterar los ritmos circadianos y dificultar el descanso, llegando a alterar la salud.

5.-  La instalación de agua potable deberá tener sistemas de consumo eficiente. Se realizará el mantenimiento adecuado de la misma, para que se conserve de calidad del agua suministrada, con el objetivo de evitar enfermedades.

Cuando el objetivo es la salud y el bienestar en edificios, también se busca reducir la huella ambiental y conseguir la mayor eficiencia energética, ya que no se entiende un edificio saludable si no es sostenible. 

ELECCIÓN DE LOS ACABADOS DEL PROYECTO

Tal vez, la fase más complicada en la realización de un proyecto de diseño de interiores sea la toma de decisiones, en lo que a materiales y acabados, se refiere.

Aunque se presente una propuesta clara, muchas veces, el cliente entra en una especie de espiral de emociones que van, desde las exigencias muchas veces desmedidas, pasando por ansiedad, temor y bloqueo, que llevan a frustraciones y prolongación de procesos.

Para no tener que pasar por todas estas emociones, mi función es trabajar con el cliente para conocer sus necesidades y su personalidad; preseleccionar, informar y aconsejar pero, la última decisión, siempre la va a tomar el cliente.

Indiscutiblemente, en la elección de los materiales existe un componente estético, pero es necesario, tener en cuenta otros parámetros como su función, su uso y su coste económico, así como también, sus componentes por su influencia en nuestra salud y, su impacto en el medio ambiente. 

Además se tendrá que considerar:

Según la finalidad del espacio – el nivel de tráfico, su desgaste, el uso del área, las condiciones de su limpieza, exposición, difusión de la luz y, la repercusión en el estado de ánimo de las personas. Sopesar la necesidad de que el material tenga otras cualidades, como si es antideslizante, anti-adherente e impermeable.

Otros factores a tener en cuenta son la procedencia, durabilidad y, reciclabilidad.

Se valorará si los sistemas de instalación son adecuados al material, con el fin de evitar errores y, por lo tanto, elevar innecesariamente los costes del proyecto. Considerar elementos como cubrejuntas, cantos, molduras, manillas, que sean adecuados para facilitar la limpieza, evitar accidentes, facilitar movimientos.

En un hogar, es fundamental, mantener una adecuada calidad del aire. Los gases que desprenden los materiales pueden afectar a la salud a corto y a largo plazo. Materiales de construcción, pinturas, barnices, lacas, mobiliario, productos de limpieza, adhesivos… contribuyen a empeorar la calidad del aire interior. Las concentraciones de estos compuestos orgánicos volátiles (COV) pueden ser más altos en interiores que en el exterior.

La mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y bioaerosoles, provocan el síndrome del edificio enfermo.

La Organización Mundial de la Salud lo define como un conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados.

Sintomatología:

  • Irritaciones de ojos, nariz y garganta.
  • Sensación de sequedad en membranas, mucosas y piel.
  • Ronquera, respiración dificultosa, eritemas y comezón.
  • Hipersensibilidades inespecíficas, náuseas, mareos y vértigo.
  • Dolor de cabeza, fatiga mental, elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados.

En ciertos edificios se pueden potenciar algunas enfermedades comunes del individuo, tales como, sinusitis y algunos tipos de eczemas.

En el informe referente a la relación «Contaminación del aire de interiores y salud» la Organización Mundial de la Salud afirma que:

  • Más del 50% de las muertes por neumonía en menores de 5 años son causadas por partículas inhaladas en interiores con aire contaminado.
  • Más de 4 millones de personas mueren al año prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire de los hogares como consecuencia del uso de combustibles sólidos para cocinar.

En el informe «Contaminación del aire de interiores y la energía doméstica», la Organización Mundial de la Salud afirma que: «Anualmente, 3,8 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior causada por el uso de combustibles sólidos ineficientes (datos de 2012) para cocinar.

Entre esas defunciones:

  • 27% se deben a neumonía
  • 18% a accidente cerebrovascular
  • 27% a cardiopatía isquémica
  • 20% a neumopatía obstructiva crónica, y
  • 8% a cáncer de pulmón.

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/household-air-pollution-and-health

¿Qué podemos hacer los diseñadores de interiores ante esta situación?

  • Diseñar los edificios de acuerdo con los estándares de salud y bienestar y, la sostenibilidad del medio ambiente.
  • Asesorar y escoger materiales respetuosos con la salud de los usuarios y el medio ambiente, haciendo hincapié en las consecuencias que va a tener la elección de un material.

PERCEPCIÓN DEL ESPACIO

Normalmente, el espacio arquitectónico está delimitado por seis planos: suelo, techo y las cuatro paredes; nosotros habitamos el espacio interior de esta caja. Este espacio físico que nos sirve de protección también nos permite expresarnos estética y culturalmente.

¿Pero cómo percibimos este espacio físico? Habitualmente, nos referimos por su cualidad de ser computable, lo medimos en metros cuadrados. Pero, nosotros habitamos el espacio y no el plano, por lo que debería ser cuantificado en metros cúbicos, de esta manera tendríamos mayor información de la calidad del diseño de la edificación.

El espacio es algo que percibimos en función de lo que nos rodea; somos nosotros los que sentimos el espacio y lo convertimos en propio, o no.

Este concepto de percepción del espacio lo vamos desarrollando desde la infancia: haciendo nuestro el lugar donde jugamos, donde comemos, donde sentirnos protegidos. En nuestro hábitat hay espacios que exploramos y que pueden producirnos experiencias gratas o desdichadas, por lo que, la consciencia del espacio depende de la experiencia adquirida y los acontecimientos que nos han marcado a lo largo de nuestra vida.

Cuantificar el espacio perceptible es imposible o, absurdo. Podemos hablar de apreciación psicológica del espacio y definirlo como estable, inestable, envolvente, opresivo… Estamos hablando de percepciones, sensaciones y, emociones.

Tenemos percepción espacial, percepción visual y percepción sensorial de un espacio. La percepción viene determinada por la conciencia, la memoria, el conocimiento de los objetos, la interpretación de la realidad… El ser humano intenta reconocer, nombrar, apreciar o rechazar.

Los volúmenes, las formas, la luz, las sombras, las texturas de los materiales, los colores, los brillos, la profundidad, la altura… determinan si un espacio es detectado como acogedor, seguro, estimulante, apacible, flexible o, todo lo contrario.

Somos seres emocionales, percibimos el espacio por los sentidos, por lo tanto, para conseguir el necesario confort, se tendrá que atender a los cinco sentidos:

– Tacto: a través de la temperatura, textura de los materiales, telas…

– Olfato: por el olor de los materiales, de los alimentos, de los productos de limpieza, las plantas…

– Vista: los volúmenes, las formas, la luz, la psicología del color, la estética, las vistas hacia el exterior…

– Oído: aislar del ruido exterior, evitar ruidos interiores o potenciarlos, si nos interesa.

– Gusto: básicamente lo relacionamos con el acto de comer, por lo tanto, lo reducimos a la cocina, comedor…

Las plantas son importantes, mejoran las condiciones ambientales y la calidad de vida, purifican el aire y absorben  químicos. 

Un hogar incómodo, inseguro o insalubre es nocivo para la salud física y mental.